jueves, abril 27, 2006

Gilipollas

¿A qué no? ¿A que de esto vosotros no tenéis?
¡Ah! ¿Tu sí?
Bueno, pero a parte de mi lector de Islas Caimán… ¿alguien más tiene en su población edificios con giles permanentes? A lo sumo los tendréis con giles a horario partido pero, permanentemente lo dudo.
Y es que nada viste más que un gil permanente. No es por menospreciar a nadie, pero ni el marica del ático, ni la cotorra del entresuelo, ni el depravado del tercero dan tanta personalidad a una vivienda como el gilipolla. Siempre ahí, al pie del cañón, dispuesto a hacer una gilipollada tras otra. A veces pegando mocos en los botones del ascensor, a veces limpiándose en los primeros peldaños de la escalera la caca de perro que acaba de pisar... Cuando otros gilipollas han acabado su jornada, el gil permanente sigue ahí, picando una cacerola con una cuchara de palo a las tres de la mañana.

¿Y en las reuniones de la comunidad? Ahí si que el gilipolla permanente desplega todo su saber acaparando la palabra en todo momento, mostrando todos sus conocimientos sobre:
Macroeconomía mundial aplicada al aprovisionamiento de bombillas de 60 W para la escalera.
Ingeniería civil y como barnizar los buzones del correo.
Mecánica avanzada: Muelles a compresión ¿cuántos Newtons hacen falta para cerrar una puta puerta de la calle?
Agujero en la capa de ozono y la gotera del tejado: solucionemos lo primero y se solucionará lo segundo.
Espionaje internacional: El del principal no viene a las reuniones por que su mujer le pega y en el quinto viven atocinados 17 peruanos.

¿Puede cualquier gil llegar a ser gil permanente? Yo creo que no. Una cosa es chupar candados de vez en cuando y otra muy diferente tener una dedicación constante hacia la gilipollez. Imagino que deben necesitarse estudios superiores y algún que otro master en el extranjero. No obstante creo que en la próxima reunión de escalera presentaré mi candidatura a gil permanente. Deben cobrar un sueldo fabuloso. Espero que sea compatible con mi actual puesto de “el gordo asqueroso del primero”.


No es seguro del todo pero se dice que Joseph Ratzinger nació en La Taxonera.